La mejor forma de practicar

Aunque no existen atajos hacía todos nuestros posibles rumbos, lo que sí hay son miles de formas de prolongar innecesariamente el camino. A menudo desperdiciamos grandes cantidades de tiempo debido a que nadie nos enseñó formas eficientes y efectivas de practicar. Puede ser aprendiendo a codificar, mejorando nuestras habilidades escritas o aprendiendo a tocar un instrumento. Practicar de la manera correcta puede ser la diferencia entre ser bueno y ser excelente.  

Muchos aprendices de un instrumento musical se preguntan a lo largo de su carrera, ¿estoy practicando lo suficiente? Si bien no existe una respuesta contundente, y cada persona posee necesidades diferentes, existe una serie de estudios y consejos para ayudar a sacar lo mejor de cada práctica.

¿Qué opinan los artistas?

El pianista polaco Arthur Rubinstein, dijo en alguna ocasión que nadie debía practicar más de cuatro horas diarias. Agregó que, si alguien necesita tanto tiempo es porque no lo está haciendo bien.

También existe un testimonio del violinista Nathan Milstein, que un día preguntó a su maestro, Leopold Auer cuantas horas diarias debía practicar. Auer le respondió “Si practicas con tus manos, necesitarás todo el día. Pero si lo haces con tu mente, a lo mucho necesitarás una hora y media.”

Incluso, el también violinista Heifetz indicó que nunca creyó demasiado en practicar de más. De hecho, dijo, hacerlo es tan malo como no hacerlo en absoluto. Él no practicaba más de tres horas diarias (en promedio) y los domingos descansaba.

Parece que para algunos cuatro horas son suficientes. Sin embargo, el trabajo del Doctor K. Anders Ericsson indica otra cosa.

¿Qué opinan los psicólogos?

En cuanto al entendimiento de la experiencia y al desempeño experto, el doctor en psicología Ericsson, es una autoridad mundial. Su investigación es la base de la “regla de las diez mil horas”. Esta sugiere que se requieren al menos diez años o diez mil horas de práctica para lograr un nivel experto en cualquier área. En el caso de los músicos son necesarios entre 15 y 25 años para logar un nivel de élite internacional.

Estas son cantidades muy grandes de tiempo. Tanto que al principio resulta fácil olvidar lo más importante dentro de esta ecuación.

La práctica reflexiva, intencionada.

Esto quiere decir que hay un tipo específico de práctica que facilita la obtención de un nivel de élite. Hay otro tipo de práctica, la que la mayoría de nosotros conocemos.

Practicar

Práctica automática.

Al observado a un músico (atleta, actor, abogado…) practicar, es común notar alguno, si no  es que todos los siguientes patrones:

  1. El método de casete descompuesto. Este es en el que se repite lo mismo una y otra vez. El mismo saque de tenis. El mismo pasaje en el piano. La misma presentación de PowerPoint. Desde lejos puede parecer práctica. Sin embargo, no es más que una repetición automática.
  2. El método del piloto automático. En este, se activa el piloto automático y simplemente se navega.
  3. Y el método híbrido. Existe también un enfoque combinado. Se trata básicamente, por ejemplo, en la música de lo siguiente. La práctica significa tocar una pieza hasta escuchar algo que no termine de gustar. En ese punto se detiene, repite una y otra vez esta parte, hasta que comienza a sonar diferente. Luego continua tocando hasta encontrar la siguiente cosa que le disguste. En este momento, recomienza el proceso.

Tres problemas

Desafortunadamente, existen tres problemas con practicar de esta forma.

  1. El primero, es que es una pérdida de tiempo. ¿Por qué? Para empezar, muy poco del aprendizaje productivo sucede cuando se practica así. Por eso es que se puede practicar algo por horas, días y semanas sin mejorar en absoluto. Lo que es aún peor es que se está cavando un hoyo, pues este tipo de prácticas fortalece más bien, algunos hábitos indeseables. De esta forma aumenta el número de actuaciones consistentemente inconsistentes. También  vuelve difícil la eliminación de estos hábitos conforme pasa el tiempo. Por lo que al final aumenta el tiempo total de práctica futura, pues se suma lo que se tardará en eliminar estos hábitos indeseados.
  2. Le hace perder seguridad en sí mismo. Practicar automáticamente disminuye la seguridad en uno mismo, pues una parte de nosotros acepta que uno no sabe cómo lograr los resultados que se esperan. Aun con una alta tasa de éxito, existe un sentimiento de incertidumbre en el fondo que no se va. La verdadera confianza en el escenario viene de, en primer lugar, ser capaz de lograrlo con cierta regularidad. En segundo lugar, de saber que no es una coincidencia, sino que puedes lograrlo cuando quieras hacerlo. Por último, viene de  que saber con exactitud por qué es que se fallas o se acierta.
  3. Es increíblemente aburrido. Practicar automáticamente es un deber. Todo el mundo ha tenido un profesor o familiares bien intencionados que envían a uno a casa a practicar cualquier cantidad de veces y cualquier cantidad de horas. Pero, ¿por qué medimos el éxito en cuestión del tiempo en que se practica? Lo que se necesita, más bien,  son resultados o metas orientadas a los resultados.

Bailarina de ballet

 

Práctica reflexiva. Práctica intencionada

Entonces, ¿cuál es la alternativa? La práctica deliberada o consciente es una actividad sistemática y estructurada. Se podría decir que es incluso, científica. En lugar de un desinteresado proceso de prueba-error, este es un proceso consciente de hipótesis, en el cual incansablemente se buscan soluciones a problemas bien definidos.

La práctica reflexiva es a menudo lenta. Involucra una repetición de pequeñas, aunque bien definidas, repeticiones en lugar de hacer todo de corrido. Este tipo de práctica también involucra el monitoreo de lo que uno hace, en tiempo real, por medio de grabaciones por ejemplo. Se tienen que buscar nuevas formas de mejorar. Esto quiere decir que uno debe ser capaz de ser observador. Uno debe estar siempre al tanto de lo que sucede para que puedas reconocer lo que va mal.

Si suena como mucho trabajo, es porque lo es. Esta es la explicación del por qué solo pocos se toman el tiempo de practicar de esta forma. Para detenerse, solo debe analizarse lo que estuvo mal, por qué sucedió y cómo  se pueden producir resultados diferentes la próxima vez.

¿Cómo acelerar el desarrollo de esta habilidad?

A continuación los cinco principios en los que se puede encontrar la clave de este asunto:

Trompeta

  • La concentración lo es todo. Limite las sesiones de práctica a una duración que le permita concentrarse. Pueden ser de 10 a 20 minutos o hasta más de una hora, depende de uno.
  • El tiempo lo es todo también.  Se debe llevar un diario de las horas en las que uno siente más energía. Asimismo, se debe procurar practicar durante estos periodos naturalmente productivos. De esta forma será más fácil concentrarse y pensar claramente. En cuanto a las horas menos productivas, se puede ser indulgente y tomar una merecida siesta.
  • No confíe en su memoria. Use un cuaderno. Planee sus prácticas y haga anotaciones de sus descubrimientos. La clave para fluir cuando se practica es esforzarse y clarificar las intenciones. Se debe tener una idea clara de lo que  se quiere y no descansar en la búsqueda de mejores formas y soluciones para lograrlo. Cuando se haga un nuevo descubrimiento o se encuentre una nueva solución, ¡escríbalo! A medida que se practique más conscientemente, se comenzarán a hacer muchos mini-descubrimientos de los cuales se necesitaran recordatorios.
  • Más inteligencia, no fuerza. Cuando las cosas no funcionan, a veces simplemente se tiene que practicar más. Si las cosas siguen sin funcionar tal vez se tenga que tomar una dirección diferente.
  • Se deben solucionar problemas regularmente. Es extraordinariamente fácil caer en un modo de práctica sin sentido. Mejor use el siguiente modelo de seis pasos para solucionar problemas:
  1. Defina el problema
  2. Analícelo
  3. Pruebe las posibles soluciones y seleccione la más efectiva
  4. Ponga en marcha la solución elegida
  5. Monitoree su solución
  • Haga que su tiempo valga la pena. Sin importar si se habla de perfeccionar una técnica en el violín, mejorar en el golf, escribir mejor, pulir las técnicas de mercadotecnia o convertirse en el mejor cirujano. La vida es corta y el tiempo es nuestra más valiosa posesión. Si se va a practicar algo, y se va a invertir tiempo en ello, bien se podría hacerlo de la manera correcta.

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